Welcome to the DOVE Spanish resources page, designed to help you understand key DOVE principles. On this page is the first video of twenty-five DOVE core teachings taught by native Spanish speakers. Notes for each teaching are available and on our NEW Spanish YouTube channel. Below are DOVE’s twelve values and a listing of the books available in Spanish that will help you grow in Christ and develop leadership skills.

Enseñanzas básicas

Bienvenidos a la página de recursos de DOVE en Español, hecho para ayudarte a entender los principios claves de DOVE. Son 25 enseñanzas en total, todas impartidos por líderes latinos. Las notas de cada enseñanza están disponibles aquí, y también en nuestro nuevo canal en Youtube. Más abajo encontrarás Los 12 Valores de DOVE y la lista de libros de DOVE traducidas al español, para ayudarte a crecer en Cristo y desarrollar tus habilidades de liderazgo.

¿Qué es DOVE International?

DOVE Internacional es un movimiento apostólico, una familia de iglesias y ministerios formados por personas con diversos dones que comparten visión, misión, valores, metas comunes y el compromiso de fundar y nutrir iglesias y ministerios por todo el mundo. Como DOVE Internacional, somos llamados a edificar la iglesia de casa en casa, de ciudad en ciudad y de nación en nación mediante la formación de grupos pequeños. Este movimiento apostólico ha recibido autoridad de Dios y tiene la responsabilidad de servir, instruir, equipar, lanzar y proteger al pueblo, los ministerios y las iglesias del movimiento y extender el reino de Dios. DOVE es un acrónimo que proviene de las siglas (en inglés) de la frase «Declaramos Emanuel Nuestra Victoria». Como familia internacional de iglesias y ministerios somos llamados a declarar nuestra victoria en Emanuel (Dios con nosotros).

Nuestra visión

Cultivar una relación con Jesús, unos con otros y transformar el mundo de casa en casa, de ciudad en ciudad y de nación en nación.

Nuestra misión
Oración, evangelización, y discipulado

Nuestra misión consiste en exaltar a Jesucristo como Señor, obedecer su Palabra y animar y equipar a cada creyente para la obra de ministerio. Está misión se llevará a cabo básicamente por medio del triple mandato que Dios nos ha dado: la oración, la evangelización y el discipulado.

Oración: En oración adoramos a Dios, le presentamos nuestras necesidades y las necesidades del mundo y permitimos que el Espíritu Santo nos transforme, nos capacite y nos revele sus estrategias específicas para cumplir la Gran Comisión.

Evangelización: A través de la evangelización, procuramos dar a conocer la gloria de Dios y el nombre de Cristo por medio de la proclamación verbal, publicaciones, artes, actos de compasión y servicio, tanto a nuestros vecinos y ciudades como yendo a los pueblos del mundo en misiones transculturales. Deseamos que los niños, los jóvenes y los adultos lleguen al conocimiento de la salvación de Jesucristo, que los no evangelizados oigan las buenas nuevas y que se funden iglesias en todas las naciones.

Discipulado: Comprometiéndonos a discipular, edificamos relaciones y cuidamos unos de otros, nos instruimos en la piedad y las buenas obras, para que todos seamos discípulos maduros dedicados a la triple misión de la oración, la evangelización y el discipulado. El discipulado viene a ser así continuo, ya que los que son instruidos pasan a su vez a instruir y discipular a otros.

Nos involucramos en la misión con humildad, dependencia en Dios y colaboración con todos los hermanos y hermanas del cuerpo de Cristo, esforzándonos por preservar la unidad en todo lo que hacemos.

Nuestros valores

Todos los valores y principios rectores de la familia DOVE Internacional deben estar enraizados en la Escritura (II Tim. 3:16-17, II Tim. 2:15).

Creemos que la esencia de la vida cristiana es conocer a Dios mediante el arrepentimiento del pecado, recibir a Jesucristo como Señor, cultivar una relación íntima con Él y ser conformado a su imagen. Dios nos ha declarado justos por la fe en Jesucristo (Juan 1:12, Juan 17:3, Rom. 8:29, II Cor. 5:21).

Reconocemos que necesitamos desesperadamente la persona, la presencia y el poder del Espíritu Santo para ministrar eficazmente en nuestra generación. Las vidas transformadas no son producto de la sabiduría humana, sino demostración del poder del Espíritu Santo según el modelo del Nuevo Testamento (I Cor. 2:2-5, Juan 15:5). Creemos que es esencial que todo creyente sea bautizado en el Espíritu Santo y procure los dones espirituales (Lucas 3:16, Hech. 1:8, II Cor. 13:14, Juan 4:23-24).

Todas las decisiones se deben tomar escuchando al Espíritu Santo, haciendo de la oración una prioridad y aprendiendo a ser adoradores. La adoración nos ayuda a centrarnos en el Señor y nos permite oír su voz más claramente.

Reconocemos que no luchamos contra carne y sangre, sino contra huestes demoníacas. Jesucristo es nuestro Señor, nuestro salvador, sanador y libertador (Efe. 6:12, I Juan 3:8).

Estamos comprometidos a cumplir la Gran Comisión por medio del ayuno y la oración, la evangelización, el discipulado y la fundación de iglesias a nivel local, nacional e internacional para alcanzar tanto a judíos como gentiles (Mat. 28:19-20, Mat. 6:5-18, Hech. 1:8).

Estamos llamados a apoyar a otros colaboradores a medida que se fundan iglesias por todo el mundo. La Gran Comisión se lleva a cabo derribando fortalezas espirituales de tinieblas y estableciendo iglesias (I Cor. 3:6-9, Mat. 11:12, II Cor. 10:3-4, Hech. 14:21-23).

También somos llamados a proclamar el evangelio a través de artes, publicaciones, y medios de comunicación y confiamos que Dios siga levantando otros recursos y ministerios para ayudarnos en la extensión de su reino (I Cor. 9:19-22).

Creemos que Dios concede el don de la soltería a algunas personas, y el don del matrimonio a otras, todo bajo la norma de la santidad y la pureza (I Cor. 7). Creemos que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Tanto el matrimonio como la familia han sido instituidos por Dios, y las familias sanas y estables son fundamentales para que la iglesia sea efectiva en el cumplimiento de su misión. Los padres son llamados a andar en pos del carácter de Cristo, a enseñar a sus hijos y criarlos en amorosa disciplina del Señor (Mar. 10:6-8, Efe. 5:22-6:4).

Dios está llamando a su pueblo a andar en el temor del Señor y según la norma bíblica de la santidad y la pureza. El pacto matrimonial ha sido ordenado por Dios y debe ser honrado y preservado (Prov. 16:6, Mar. 10:9, I Tes. 4:3-8, I Cor. 6:18-20).

Creyendo que Dios está volviendo el corazón de los padres y las madres hacia sus hijos e hijas en nuestros días, estamos comprometidos a una paternidad espiritual en todos los niveles de ministerio y vida de la iglesia (Mal. 4:5-6, I Cor. 4:15-17).

La participación en un grupo pequeño o iglesia en casa es fundamental para comprometerse con la familia DOVE. El grupo pequeño es un grupo de creyentes y/o familias comprometidos unos con otros y a alcanzar a otros para Cristo. Creemos que el Señor desea levantar familias espirituales en muchos niveles, incluidos los grupos pequeños, las iglesias en casa, congregaciones, movimientos apostólicos y el reino de Dios (I Cor. 12:18, Efe. 4:16).

Creemos que cada familia espiritual necesita compartir valores, visión, metas comunes y el compromiso de edificar juntamente, y necesita recibir instrucción continua en esos aspectos (Sal. 133, II Ped. 1:12-13, II Tim. 2:2).

Estamos comprometidos a alcanzar, instruir y enviar jóvenes como colaboradores en la cosecha, a medida que los jóvenes y los mayores laboran codo a codo (Hech. 2:17, Jer. 31:13).

Se espera y se impulsa la multiplicación en todas las esferas de la vida de la iglesia. Los grupos pequeños deben multiplicarse en grupos nuevos y las iglesias deben multiplicarse en iglesias nuevas. La fundación de iglesias debe ser una meta de toda congregación (Hech. 9:31, Mar. 4:20).

La familia de iglesias DOVE estará constituida de muchas familias de nuevas iglesias regionales, a medida que padres y madres apostólicos son enviados a todas naciones y regiones del mundo. (Hech. 11:19-30, Hech. 13-15).

El servicio a los demás y el fortalecimiento de la confianza mutua y las relaciones son deseables en cada área de la vida de la iglesia, y creemos que el mejor lugar para empezar a servir y experimentar confianza y comunión es compartir experiencias en grupos pequeños. (Hech. 2:42-47, Efe. 4:16, Gál. 5:13).

Estamos unidos principalmente por relaciones familiares establecidas por Dios, no por una organización, jerarquía o burocracia. (I Ped. 2:5).

Creemos que la obra del ministerio no es cosa de algunos escogidos, sino responsabilidad de todo creyente. Todo cristiano es un sacerdote que necesita ministrar al Señor, oír de Dios personalmente y ministrar a otros (I Ped. 2:9, Apo. 1:5-6). Este ministerio comienza en el hogar, que es un centro para el ministerio.

Los ministros del ministerio quíntuple son un regalo de Dios para su iglesia. Él los usa para equipar a cada creyente para ser un ministro efectivo destinado a edificar al cuerpo de Cristo (Efe. 4:11-12).

Creemos que toda esfera de liderazgo debe incluir un líder servicial llamado por Dios y un equipo llamado a caminar unido. El líder tiene la unción y la responsabilidad de discernir la intención del Señor expresada a través del equipo de liderazgo (II Cor. 10:13-16, Núm. 27:16, I Ped. 5:1-4).

Los líderes son llamados a escuchar lo que Dios dice a través de aquellos a quienes sirven, ya que deben dar ejemplo de liderazgo servicial. Son llamados a andar en humildad e integridad, en el fruto del Espíritu y en el temor del Señor (Hech. 6:2-6, Hech. 15, Mat. 20:26, Gál. 5:22-23).

Creemos que Dios establece tanto supervisores apostólicos como ancianos en las iglesias asociadas para dirigir, proteger, corregir y disciplinar a la congregación. Estos líderes deben encarnar las cualificaciones bíblicas para el liderazgo (Hech. 15, Hech. 6:1-4, I Tim. 3, Tito 1).

Los líderes deben proponerse equipar, capacitar y enviar a otros, animando así a todo individuo a cumplir su llamado del Señor (Tito 1:5, I Tim. 4:12-14). Los que tengan otros dones espirituales —incluidos los dones de administración— necesitan ser confirmados para servir en cada área de la vida de la iglesia. (I Cor. 12).

Creemos que todos necesitamos someternos a quienes gobiernan sobre nosotros en el Señor y tenerlos en alta estima y amor por beneficiarnos de su labor (Heb. 13:17, I Tes. 5:12-13).

La prosperidad bíblica está en el plan de Dios para ayudar a cumplir la Gran Comisión. El principio del diezmo forma parte del plan de Dios para honrar y proveer sustento a los que Él ha puesto por autoridad espiritual sobre nosotros. Los que nos presiden en el Señor son responsables de la adecuada distribución de los diezmos y ofrendas (III Juan 2, Mat. 23:23, Heb. 7:4-7, Mal. 3:8-11, Hech. 11:29-30).

Creemos en ofrendar generosamente para apoyar a individuos, ministerios e iglesias dentro y fuera de la familia DOVE. Animamos a cada creyente, grupo pequeño, congregación y ministerio a apoyar en oración y económicamente a los ministros del ministerio quíntuple y a los misioneros (II Cor. 8:1-7, Gál. 6:6, Fil. 4:15-17).

Creemos que cada esfera de ministerio y de vida de la iglesia necesita ser económicamente responsable y rendir cuentas a los les supervisan para mantener un alto nivel de integridad. Los líderes espirituales que reciben salario de la iglesia no deben asignarse sus propios sueldos (Gál. 6:5, Rom. 15:14, I Tes. 5:22, II Cor. 8:20-21).

Jesús nos encargó llevar el evangelio hasta los confines de la tierra. Nuestra misión es alcanzar las regiones no evangelizadas del mundo con el evangelio de Jesucristo enviando misioneros capacitados y fundando iglesias. Nos unimos al cuerpo de Cristo para llevar las buenas nuevas a quienes no lo han escuchado (Mat. 24:14, Hech. 1:8, Hech. 13:1-4, II Cor. 10:15-16).

También somos llamados a ayudar a los pobres y necesitados, a los presos, a los huérfanos y a las viudas. Esto incluye la evangelización local, nacional e internacional. Cuando ayudamos a los pobres, tanto material como espiritualmente, estamos ayudando a Jesús mismo. (Deut. 14:28, 29, Deut. 26: 10-12, Mat. 25:31-46, Stg. 1:27, Prov. 19:17).

Nuestro enfoque principal es el reino de Dios, reconociendo que nuestro grupo pequeño, iglesia local y DOVE Internacional constituyen una pequeña parte de éste. Somos llamados a vincularnos con otros grupos del cuerpo de Cristo y a procurar la unidad de su iglesia para evangelizar juntos el mundo. (Mat. 6:33, Efe. 4:1-6, Juan 17, Sal. 133).

Deseamos que el reino de Dios no solo se establezca en y a través de la iglesia, sino en todas las esferas de la vida. Por tanto, somos llamados a ministrar en la iglesia, la familia, el gobierno, las artes, la educación, la empresa y los medios de comunicación para que todas ellas se sometan al Señorío de Jesucristo y reflejen los valores de su reino. (Mat. 6:10)

Creemos en utilizar y compartir los materiales y recursos humanos con que el Señor nos ha bendecido. Esto incluye el ministerio quíntuple, las misiones, la formación de liderazgo y otros recursos que el Señor nos ha confiado. (I Cor. 12, Hech. 2:44-45).

Nuestro enfoque unificador está en Cristo, su Palabra y la Gran Comisión, y creemos que no debemos distraernos con pequeñas diferencias. (Rom. 14:5). Reconocemos y honramos el propósito redentor de Dios en muchas culturas y etnias (Apo. 5:9-10).

La luz que nos guía son las Escrituras y nuestra Declaración de Fe, con los valores y principios rectores que nos unen como iglesias asociadas. Junto con muchas iglesias y ministerios, también aceptamos el Pacto de Lausana como declaración general de fe evangélica. (Mat. 28:19-20, Amós 3:3, I Cor. 1:10, I Cor. 15:10).

El Pacto de Lausana

DOVE Internacional se adhiere al Pacto de Lausana.

Recursos para la familia DOVE